10 comentarios

Archivo de letras dijo…

Jordi, no sé que decirte, no entiendo a qué viene tu entrada en un blog que en su espíritu pretende llamar la atención sobre las conductas antisociales y egoístas de los que amasan el poder, la falta de conciencia y respeto hacia los seres vivos y el planeta que nos acoge, la falta de libertad de los seres humanos, la pobreza, tantas cosas a las que tenemos que poner remedio organizándonos en grupos de opinión que movilice conciencias revolucionarias mediante espacios de encuentro como éste, y que se ven interferidos por salidas tangenciales como la tuya sobre las circunstancias particulares de un hombre que, por muy inteligente que fuera, creo que nos queda ya muy lejos como para que nos sirva de proyectil dirigido a erradicar la corrupción de un estado político como en el que vivimos. Francamente, este no es el lugar. Lo digo con afecto y respeto, pero es así como lo siento.
Un abrazo.
29 de marzo de 2010 00:00

Juanjo dijo…

Jordi, soy un apasionado defensor de los animales y los lobos son mis predilectos. De esta inclinación fervorosa hacia ellos investigo todo lo relacionado con su mundo, pues bien, aun sabiendo que los lobos no gritan, Google me ha acercado a vuestro blog. Y me encuentro con un filósofo llamado Kant al que mencionas en tu entrada, algo decepcionado he de decirte que me he sentido. Me ha recuperado el ánimo la entrada anterior de Susana, defendiendo la vida de los toros sacrificados en un espectáculo en el que el hombre (y alguna mujer que también nos ha salido torera por estos lares), intentan demostrar banalidades tales como la valentía, la superioridad, el poder del sacrificio ofrecido a las masas, en definitiva la falta de respeto a la vida del otro, aunque ese otro sea un animal, ¿acaso no lo somos nosotros? Comparto la opinión de “Archivo de letras”, desentona tu entrada, aunque he de decirte que la política no me interesa en absoluto, por eso amo a los animales, ellos no se corrompen al no ejercerla. Por cierto, ¿tu Kant amaba a los animales? Un aullido saludo.
29 de marzo de 2010 00:00

Art Chip dijo…

Querido Jordi, quiero romper una lanza en tu favor. Yo, como tú, pues he visitado tu web, soy artista, nos movemos -o deberíamos- más allá del bien y del mal, la libertad es nuestro camino con ramificaciones infinitas, aunque la sociedad en la que vivimos nos ponga cadenas en los caminos, zanjas en los atajos o muros en las calles.
Aunque Kant no es uno de mis filósofos preferidos, tu entrada me motiva a buscar el libro del que nos has dejado esa pequeña pero sugerente introducción. Sí, conocía al autor que lo escribió, Thomas de Quincey, considerado el mejor prosista inglés del siglo XIX, aunque te confieso que lo he leído poco. Me intereso más por la imagen que por la literatura, aunque la filosofía me ayuda muchísimo en mi vida diaria y creo que serviría también a la mayoría de la gente que pierde el tiempo mirando la televisión o comprando en los grandes almacenes como diversión. Pero allá cada cual con sus costumbres. Estoy de acuerdo contigo en la importancia y trascendencia que las circunstancias marcan a los seres humanos en sus conductas y elecciones en la vida.
La fortuna acompañó a Kant, en primer lugar por nacer en el seno de una familia llena de virtudes y piedad, a ello se sumó la ayuda de algún noble y pariente rico, pero por supuesto también su predisposición genética a elaborar las ideas desde el cálculo y la curiosidad incansable del saber. ¿Por qué nos convertimos en artistas, políticos, toreros, enfermeros, ebanistas o monjes? ¿Y por qué las diferencias en interpretar cada una de esas actividades según la personalidad del que las ejerce pudiendo alejarse de sus propios colegionarios?
También la vida se interpreta de infinitas maneras y ello crea confusión y polémica entre individuos que comparten el mismo espacio vital.
A mí, por ejemplo, me apasiona la imagen y la belleza sublime que me presenta el enfrentamiento de un toro y un torero en un círculo dorado ante la mirada de “insensibles” espectadores. Los quinientos kilos de escultura azabache y oxido rojo que busca la libertad embistiendo a quien se la impide, un hombre cuyas armas pretenden ser la inteligencia y la creación y que se viste de luces para iluminar sus propias tinieblas, complaciéndose a si mismo y a quien le contempla.
Para poder expresar lo que ven mis ojos debo huir de mis debilidades y descubrir lo sublime que hay entre el hombre y la naturaleza. La influencia en el arte que siempre ha tenido lo que ahora es anacrónico en nuestra sociedad, no creo que se pueda negar, algunos lo lanzan al viento (Esperanza Aguirre) sin creérselo realmente, adoctrinados por asesores interesados y confundiendo a la sociedad, una vez más. Estoy convencido que estamos viviendo los últimos coletazos del toreo, pues el arte ya ha dicho todo lo que tenía que decir sobre ello.
Lo siento Jordi, me alejo de lo que era tu entrada, gracias por ese descubrimiento que devuelvo con este otro, por si te interesa, el libro “Sobre el cráneo de Kant”, obra del doctor Wilhelm Gottlib Kelch.
Un saludo
29 de marzo de 2010 00:00

El peñón de las ideas dijo…

Jordi, respondiendo a “Archivo de letras”, si me permites, le digo que Kant dedicaba una especial atención crítica a los asuntos políticos de su época. Su comprensión de los acontecimientos políticos y de la política secreta que los determinaba era tan penetrante, que hablaba más con la autoridad de un diplomático con acceso a informaciones del gabinete que como un simple observador del gran espectáculo que ofrecía Europa en aquel tiempo. Como decía Ramon, “todo es política”.
Marta
29 de marzo de 2010 00:00

El dedo en la llaga dijo…

Marta, no se si sabrás que Emmanuel no era gran admirador del sexo femenino. También afirmaba que las mujeres en ningún lugar merecían respeto, excepto en su casa y por virtudes domésticas. Hablaba poco de sus aspectos buenos y malos. En esto no puedo alabar al filósofo, aunque era un hombre extraordinario. ¿Que les pasa a los sabios con el sexo opuesto?, recordemos en ese sentido los comentarios despectivos de Einstein hacia las mujeres. Sorprende pues, según el fragmento del libro, “Los últimos días de Emmanuel Kant”, en el que nos introduce Jordi, que siendo tan querido por su madre, que tan bien le orientó en la vida del estudio y la reflexión, apoyándolo y formándolo en su carácter que sirvió de fundamento para lo que llegó a ser después, no reconociera en la mujer una idea visionaria de la vida, que va más allá del triunfo inmediato en pos de un fin mas noble.
Esas son las contradicciones del ser humano que nos hacen dudar de él.
29 de marzo de 2010 00:00

Anónimo dijo…

Pasaba por aquí y la verdad, vaya pandilla de rebeldes, cómo os despacháis aguijoneando a los del partido popular y a la iglesia católica metiéndolos a todos en el mismo enjambre.
Aplaudo la opinión de “Camino a Gaia” cuando apela a nuestra responsabilidad no depositándola en quien luego nos comerá los ojos engañados de parabienes tentadores.
Y sobre el filósofo en cuestión, me he aburrido con la narración doméstica de su infancia, así debió de ser su vida, aburridísima, sin mujeres ni vicios, alcohol café y tabaco Por cierto, soy fumador y tampoco me gusta tu entrada, “Fumar por voluntad propia”, si todos fumáramos no nos molestaríamos, para mi los que no sabéis disfrutar de los placeres bucales sois el obstáculo de la diversión. Menos gritar para fuera y menos alabanzas internas, mas zarpazos al blogger y mas valentía con los que discrepamos.
29 de marzo de 2010 00:00

Café concierto dijo…

Jordi, seguramente habrás pensado en eliminar la entrada del comentario “anónimo”, pero tu coherencia hacia la libertad de expresión lo ha mantenido para juicio de todos y su propia descalificación.
Pero hablemos de cosas más interesantes. Sabrás que Kant consideraba la música como un inocente placer de los sentidos, y aconsejaba a sus alumnos que no se dedicaran a ella, pues requería mucho tiempo de aprendizaje y ensayos para alcanzar algo de habilidad, y esto sería en desventaja de otras ciencias mas serias. No le agradaba la música fúnebre. Creía que puesto que le dedicaba su oído, al menos podía recibir como recompensa algo de animación y alegría.
Ya ves, ¿de que sirve tanta sabiduría si no se puede apreciar el arte de la música? Sorprende que fuera contemporáneo a músicos como Bach, Haydn o Mozart.
Jordi, tienes un café preparado acompañado de buena música cuando quieras.
Besos.
29 de marzo de 2010 00:00

Política de actualidad dijo…

Creo que son necesarios espacios como éste para reflexionar y alertar a los ciudadanos de las manipulaciones a las que estamos sometidos desde las instancias del poder político, mercenarios de las grandes fortunas familiares repartidas por el país. Nuestros impuestos generan mayor riqueza a sus empresas y más pobreza a su entorno, generando el cultivo de esclavos que servirán a sus intereses a cambio del consumo de objetos de falsa felicidad.
Jordi, opino como “Archivo de letras” que tu entrada merece otro lugar más adecuado, sin menosprecio de la aportación filosófica que sugiere el libro que tanto te ha interesado.
Me acerco al “Grito” con ganas de movilización colectiva hacia un cambio social desde bases participativas y prácticas, dejemos las divagaciones filosóficas para otros ámbitos.
A mi entender, tal inversión de tiempo y dinero en esos proyectos intangibles, como el recién inaugurado centro de investigación para la aceleración de partículas, Sincrotón, donde los grandes beneficiarios son las empresas relacionadas con esas tecnologías, que luego venderán sus productos a los ciudadanos de a pie, financiadores del invento y consumidores de pago por aquello que en teoría ya han pagado, son una muestra más del engaño al que estamos sujetos.
Felicito a los componentes de Grito de lobos por vuestro compromiso social y claridad en la exposición de vuestras ideas.
Un abrazo a todos.
Emilia
29 de marzo de 2010 00:00

Stabat Mater dijo…

Kant acostumbraba a decir que si el hombre dijera y escribiera todo lo que piensa, no habría nada más horrible en el mundo de Dios que el hombre. Así que, lancemos un grito monárquico; ¿POR QUÉ NO NOS CALLAMOS?
29 de marzo de 2010 00:00

Jordi Pascual Morant dijo…

Gracias a todos/as por vuestros comentarios, cada uno de ellos responden en alguna medida a lo que yo mismo os hubiera contestado.
Me olvidé deciros que la editorial del libro es Valdemar, de la coleccion “el Club Diógenes”.
29 de marzo de 2010 00:00

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